Destacado

Con vigilia, un grupo de personas defiende el derecho a la vida. 40 dias por la vida

Con vigilia, un grupo de personas defiende el derecho a la vida

En frente de Profamilia se congregan unas 300 personas para disuadir a mujeres que intentan abortar.

Por:  PAOLA MORALES ESCOBAR |

Todo el tiempo, 24 horas al día, hay personas rezando y orando a las afueras de profamilia, en el Centro. Con esto pretenden que las mujeres no aborten, den la vuelta y les pidan ayuda.

Foto: Jaiver Nieto/EL TIEMPO

Todo el tiempo, 24 horas al día, hay personas rezando y orando a las afueras de profamilia, en el Centro. Con esto pretenden que las mujeres no aborten, den la vuelta y les pidan ayuda.

 COMPARTIDOS

 “Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendito tu eres…”, repiten una y otra vez, durante 24 horas seguidas. Tienen fe en que con sus súplicas la mujer que quiera abortar los escuche, de la vuelta y vaya hacia ellos en busca de ayuda.

Todos ellos están desde el pasado miércoles 10 de febrero, día en que comenzó la Cuaresma, a las afueras de Profamilia –entidad especializada en salud sexual–.

El objetivo de estas mujeres y hombres laicos es ofrecer su consuelo, ayuda médica y psicológica a las mujeres y niñas que han decidido abortar.

Aunque es la primera vez que se realiza en Medellín, esta jornada de ‘40 Días por la vida’ no es nueva. Comenzó hace 10 años en los Estados Unidos.

En esta ocasión se realiza en simultánea con 307 ciudades y 21 países del mundo. En Medellín ha tenido una amplia acogida por parte de movimientos que trabajan en defensa de la vida.

“Esta campaña es solo un granito de arena para poder salvar muchos bebés. La vida es el don y el derecho más grande que puede tener cualquier persona, por eso rezamos y oramos por ella, para que no sea destruida”, dice Catalina López Gutiérrez, una de las líderes de la campaña.

A este proceso de oración y vigilia se han unido personas de otras religiones y creencias. Grupos de mujeres o de jóvenes pasan por el lugar y, en ocasiones, deciden quedarse.

Para López, lo más importante es que las personas se concienticen del valor de la vida humana. Para ella, esta es sagrada. No puede ser destruida u obstaculizada, por lo que el aborto es la violación máxima a este derecho natural.

Por eso, la forma utilizada por la campaña para defenderla no es la violencia, es la oración. Según Juan Fernando Escobar, otro líder, esta es la única manera en que las personas dejan de pensar en ellas, en su comodidad inmediata y sienten el dolor de la muerte, comienzan a contemplar la vida en toda su plenitud.

“Hay muchas mujeres que están desesperadas y lo que necesitan es ayuda y apoyo. La solución no es matar, es escucharlas, darles alternativas de vida, no de muerte. Ahora, si no quieren el bebé hay más opciones, lo pueden dar en adopción”, dice Escobar.

Un bebé es para él la conciencia de la existencia humana, del milagro de la vida. Cuenta que de joven era ateo, no creía en la religión ni en un Dios, pero cuando hace seis años su hija nació hubo una transformación en él, en su familia, en la relación que tenía con su novia.

Para Escobar, cuando Dios lo quiere a uno, lo busca, lo encuentra y lo atrapa. Eso es lo que precisamente buscan con la vigilia, que las mujeres que se encuentran en un momento difícil, de indecisión y tristeza, se aferren a Dios, le hagan una apuesta a la vida y decidan no abortar.

Ya ha pasado. Johana Castaño, abogada y otra de las líderes, cuenta que de Profamilia han salido mujeres llorando, arrepentidas de haber pensado en el aborto. Ellos las envían a lugares en donde pueden recibir los cuidados necesarios, como hogares de paso para embarazadas, que manejados por la iglesia católica. Allí pueden decidir sí quedarse con el bebé o darlo en adopción.

“Hay niñas que sin conciencia cometen este asesinato. Cuando mi niña nació y la vi fue algo maravilloso. Saber que hay personas que se están perdiendo la oportunidad de hacerse cargo de una vida es doloroso”, agrega Escobar.

La táctica no es el ataque, no es el insulto o la intromisión en la vida de otras personas. Solo siguen rezando, orando, pidiendo por todas las mujeres que ven entrar a las oficinas de Profamilia. A algunas personas les puede molestar y han respondido con insultos o frases alusivas a los derechos de las mujeres.

No responden, siguen la oración, siguen los ruegos, pues su fe es mayor. “Estamos tan concentrados en la oración que no nos damos cuenta. Nuestro verdadero deseo es darles un apoyo a las mujeres, pues estoy segura que una mamá nunca va a querer matar a su hijo”, agrega.

PAOLA MORALES ESCOBAR
Redactora de EL TIEMPO
Twitter: paoletras
inemor@eltiempo.com