Durante la mañana del pasado sábado, al amparo de un hermoso cielo azul y un sol abrazante, la explanada del Monumento a la Madre, en la Ciudad de México, se convirtió prácticamente en el centro de la vida, al ver llegar a cientos de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y grupos de familias que tenían un objetivo en común: celebrar y defender el máximo derecho de la humanidad.


4ª Marcha por la Vida. Caminemos juntos.


Mediante el esfuerzo de dar miles de “Pasos por la Vida”, la cita se concertó a las 10 de la mañana, ante un monumento en cuya placa se puede leer fielmente “A la que nos amó antes de conocernos.”

Los entusiastas participantes se fueron sumando así a la IV Marcha por la Vida, “Caminemos Juntos”, para recordar que el amor por los niños aún no nacidos es algo natural.

Poco a poco los cientos se convirtieron en miles y aun cuando la cifra oficial del Gobierno del Distrito Federal los ubicaba en mil 500, lo cierto es que el contingente superó cualquier expectativa al sumar más 10 mil almas que, desde ese punto de reunión y con destino a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), alzaron su voz en defensa de los más indefensos, de aquellos que no cuenta aún ni con el llanto.

Para los participantes, la marcha fue un verdadero festín en pro de la vida, una celebración que contagió de alegría y esperanza el recorrido por Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, Eje Central y Donceles.

“Si no se escucha el llanto de un nonato, cientos y miles de personas les prestaron varias horas sus cantos, sus risas y mas de una consigna en voz alta”, comentó Edgardo a Yo Influyo, un orgulloso padre de familia que acudía a la marcha con sus pequeños hijos, para inculcarles así el amor por la vida desde la concepción.

Antes de comenzar la marcha se presentó aquel cuya vida corrió el enorme riesgo de no ver la luz, Manuel Antonio Cabezas. Alguien pensó que por tener posibilidad de desarrollar una atrofia cerebral era prescindible, así que aconsejó a su madre abortarlo. Hoy, este chico habla cinco idiomas y aunque quizás su vida no haya sido sencilla, el mundo se habría perdido de su talento si su madre hubiese cedido a la insidia de acabar con él.

La Marcha por la Vida comenzó antes del mediodía. La vanguardia tomó camino a la ALDF con representantes de diversas organizaciones civiles que comulgan con el mismo propósito, como Expovida, Dilo Bien, Pasos por la Vida, 40 días por la Vida, Caballeros de Colón, Con Participación, Be Woman y Red Familia, entre otras.

Al frente se observaron rostros conocidos de políticos que en todo momento apoyan y defienden el derecho y respeto a la vida, como Cecilia Romero, Orlando Anaya, Fernando Rodríguez Doval, Juan Pablo Adame, José María Martínez y Tania Morgan.

Los manifestantes pasaron por el nuevo edificio del Senado de la República, rodearon  la Glorieta de Colón hasta llegar al cruce con Bucareli y Avenida Juárez; por ésta doblaron hacia la derecha y siguieron hasta Eje Central, teniendo como mudos testigos a la Alameda Central, el Hemiciclo a Juárez y el Palacio de Bellas Artes.

Al tomar el Eje Central, la Torre Latinoamericana fungió también como un testigo del nutrido contingente, en donde los jóvenes no dejaban de bailar y cantar, contagiando de alegría a los transeúntes. Fueron, sin duda, quienes pusieron la cereza en el pastel con su desbordado entusiasmo.

Poco a poco, el marco del Centro Histórico se fue pintando de un color verde que denotaba frescura y vida, por las playeras que llevaban los participantes.

Se formaron bloques de mujeres embarazadas, que cada una contaba doble; familias completas; personas dedicadas al cuidado de la salud, donde se encontraban estudiantes de enfermería de la Escuela Escandón, así como estudiantes de medicina de la UNAM y la Universidad Anáhuac.

A lo largo del trayecto se escucharon incesantes porras: “Amigo mirón, únete al montón”, “Yo si le voy, le voy a la vida” o bien; “Tu mamá dijo sí, por eso estás aquí”, entre otras más que bien ilustraban la alegría de la vida.

Al llegar a Donceles, la vanguardia tomó dirección rumbo a la tierra prometida: la Asamblea Legislativa, antigua sede de la Cámara de Diputados, en donde hace ocho años se legisló para favorecer la cultura de la muerte: el aborto.

Ya en las escalinatas del majestuoso inmueble arquitectónico, se escuchó un grito ensordecedor que retumbó en las calles adyacentes para despertar las conciencias aledañas: “¡Sí a la Vida!”

Los muros del recinto legislativo permanecieron azorados por la magnitud de la manifestación y el reclamo, pues en el interior, en 2007, la mayoría perredista aprobó el aborto con el falso término de “Interrupción Legal del Embarazo” hasta la doceava semana de gestación. Hoy en día, desde aquel terrible momento, se han asesinado más de 135 mil nonatos tanto solo en clínicas públicas del GDF.

Ahí se leyó el posicionamiento oficial de la Marcha por la Vida, “Caminemos Juntos”, exigiendo que se deroguen las disposiciones que permiten el aborto en la ley y una serie de medidas a favor de la vida, como fortalecer la cultura de la adopción y procurar que el varón se más responsable con relación a sus hijos, además de canalizar apoyos para las mujeres embarazadas.

Finalmente, por la coyuntura que se ha vivido en los últimos días, los defensores de la vida culminaron su andar frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a donde llegaron los más perseverantes.

Aún con el cansancio a cuestas, los manifestantes no cesaron nunca en su motivación, pues sabían que formaban parte de una marcha histórica.

“Nunca tantos promotores de la vida habían marchado juntos en la Ciudad de México, la cuna del aborto”. “Somos casi 20 mil voces gritando Sí a la Vida”. “Me dicen que hay reportes de medios que dicen que somos mil, pero no saben contar”, eran algunas expresiones.

De esta manera, los participantes mostraron el músculo a favor de la vida, a través del cual seguirán incidiendo para que la vida sea respetada en todas sus fases, desde la concepción y hasta la muerte natural.