Columa de Opinión

El negocio se viste de verde

Tiempo de lectura: 4 min | Columna de Opinión

Tomado de: Agencia EFE

Pensar en el feminismo, además de los pañuelos verdes, representa en la mente de algunas personas un activismo político en pro de los derechos de la mujer. El impulso económico y mediático que han tenido los grupos feministas ha sido impresionante y hoy, en vez de analizar los postulados, se da por hecho que apoyar este movimiento político es lo correcto. No obstante, tener la capacidad de discernir las distintas etapas del feminismo y lo que hoy día realmente defienden es lo que nos permitirá comprender las verdaderas intenciones de los grandes grupos económicos al financiar las actividades feministas y darles el impacto en los medios de comunicación que hoy día tienen.

Por lo anterior, a través del presente escrito pretendo dar las luces para desnudar un poco las verdaderas intenciones de este movimiento y cómo se utiliza a la mujer para llevar adelante un plan económico a través de la práctica del aborto.

Breve historia del feminismo

El origen del feminismo se remonta a la época del renacimiento. Distintos grupos de la sociedad empiezan a notar que es injustificado el hecho de que las mujeres no tengan acceso a la educación y se empieza a exponer la relegación que esta sufría en aquella época. Es así como, en el año 1671 un sacerdote, Francois Poulain de la Barre escribe “La igualdad de los sexos” reivindicando los derechos de las mujeres advirtiendo que había una enorme desigualdad ante la ley que les impedía educarse, votar e inclusive, administrar su propio patrimonio. A este hay que sumarle las voces del padre Du Boscq, quien defendía el acceso de la mujer a la educación; Bernard Fontenelle, Margarita de Valois, entre otros.

Este cimiento filosófico, aunado al de las revoluciones liberales (la inglesa, la estadounidense y la francesa), sirvió de base para que en la que se ha denominado “la primera ola” del feminismo se luchara por la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres. Es así como John Stuart Mill recoge las ideas de Mary Wollstonecraft, evidencia las desigualdades de la mujer en la sociedad inglesa y en 1869, fruto de este trabajo, nace la Sociedad Nacional del Sufragio Femenino que buscaba que se le permitiera a la mujer votar, derecho que se reconoce en el año de 1918. Así mismo sucedió en la revolución estadounidense y francesa donde paulatinamente se fueron reconociendo estos derechos.

No obstante, y aunque en sus comienzos el feminismo representaba causas altruistas y loables, este movimiento se fue radicalizando y se fue utilizando por sectores ideológicos de izquierda para aprovechar el momento y poner en una constante pugna a las mujeres y los hombres con el afán de vender su ideología política de una manera mucho más sencilla. Entendieron estos grupos que la revolución que ellos deseaban no se podía fundamentar única y exclusivamente en la batalla económica, sino que se debía crear toda una batalla cultural. Sin embargo, ¿realmente al feminismo de hoy le interesa la mujer?

La invisibilización de la mujer

Para poder entender este movimiento feminista de ala radical que hoy impera es necesario entender, así sea sucintamente, lo que las pensadoras de este movimiento exponen y por qué demuestran que poco o nada les interesa la mujer.

Encontramos que la corriente filosófica del feminismo tiene diferentes exponentes en donde cada vez van invisibilizando más a la mujer. De esta manera encontramos que, por ejemplo, Simon de Beauvoir en un libro llamado “el segundo sexo” establece que “no se nace mujer, llega uno a serlo”. Es decir, no hay ningún criterio biológico que determine que hay un sexo masculino y otro femenino, no hay mujer, ni hombre. Así mismo, Monique Wittig radicaliza su discurso aún más y da por sentado que “la mujer no existe” en su icónico libro “el pensamiento heterosexual y otros ensayos”. Encontramos con esto que Wittig niega por completo la existencia de la mujer y entonces, surge la siguiente pregunta: si la mujer es el objeto de protección del feminismo, ¿por qué dicen continuamente que la misma no existe? ¿No es esto un contrasentido?

La respuesta ya ha sido desvelada por distintos autores como Agustín Laje que, con una crítica bastante argumentada, han puesto de presente que la mujer poco o nada importa en este colectivo. Lo que realmente importa es adelantar una agenda económica clara: promover el aborto. Y es que el negocio es redondo: según información de Planned Parenthood (la multinacional abortista más grande del mundo) un aborto en el primer trimestre cuesta hasta $1.500 dólares. El precio suele subir si es en el segundo o tercer trimestre. Esto por supuesto desmiente la mentira más grande de estos grupos: aborto gratuito. Y es que lo que no se paga de manera individual, lo pagamos todos con nuestros impuestos y venderlo como un tema de salud pública es la excusa perfecta para que el Estado financie este lucrativo negocio.

De igual manera, y aprovechando el cuento del “heteropatriarcado”, dicen que no apoyar el aborto es machista y retrogrado. Con esto, además de enmudecer el debate, ocultan el hecho de que no hay nada más machista que el aborto. El aborto es darle paso a que el violador lleve a su víctima a un hospital para encubrir su actuar delictivo. Es darle paso a que el hombre utilice a la mujer como un simple objeto sexual, que vaya, eyacule y luego deje a la mujer sola con todos los problemas físicos y psicológicos que produce el aborto.

No pensar en esto es lo que quieren estos grupos puesto que es evidente que no quieren que se les acabe “la gallina de los huevos de oro”. No reconocer los daños psicológicos que le produce a la mujer un aborto, es contrario a sus políticas de crecimiento. No mencionarles que el aborto no es una solución sino un vil asesinato va en contra de sus proyecciones financieras.

Hoy en día el feminismo no representa a la mujer, ni se interesa por ella. No le interesa los Derechos Humanos. No le interesa la vida de la mujer, pues estaría defendiéndola de manera intrauterina como fuera del vientre materno. Hoy este grupo lo que tiene es un fin claramente económico y político. No un fin loable y altruista, como los medios suelen vender.

Bibliografía

Escrito por: Daniel Isaza

Abogado Universidad Sergio Arboleda.
Cursando Especialización en derecho aduanero y de comercio exterior, Universidad del Rosario.