Por Bárbara Bustamante
SANTIAGO DE CHILE, 06 Jul. 16 / 02:17 am (ACI).- “Si hay alguna certeza que tenemos quienes hemos trabajado más de 30 años en esto es que no existen mujeres que quieran abortar”, afirmó Elizabeth Bunster, coordinadora de la Red Por la Vida en Chile y Directora del Proyecto Esperanza que ayuda a mujeres y hombres con el trauma o síndrome postaborto.
La licenciada en trabajo social, diplomada en familia y magíster en psicología social comunitaria, sostuvo que la mujer que aborta en la mayoría de los casos lo hace por “una presión externa”, como en el caso de la amenaza de abandono por parte de su pareja.
“Incluso cuando el varón le dice a la mujer: ‘yo te apoyo en lo que tú decidas’, eso no es lo que ella quiere. La mujer quiere a un hombre convencido al lado de ella que le diga: ‘Este es mi hijo, tú cuentas con mi apoyo y, por lo tanto, vamos a salir juntos adelante con este embarazo’. Con esas palabras una mujer no aborta”, explicó.
Bunster, que también es cofundadora del Movimiento Anónimo Por la Vida, una de las agrupaciones pro-vida más antiguas en Chile, señaló que con muchas mujeres “al sentir a alguien al lado apoyándolas, sin siquiera conocernos antes, logramos revertir muchos abortos, incluso con (…) abortos pagados para el día siguiente”.
Ellas necesitan “sentirse apoyadas, no solamente por un hogar sino por personas que estén a su lado para contarle a los papás o para ayudarlas con otras alternativas como una ecografía por parte de un médico”, dijo Bunster en el programa radial Sembrando de la Conferencia Episcopal de Chile.
Por eso, la activista pro-vida rechazó el actual proyecto de aborto en Chile, ya que “no es posible que un estado esté colocando como política primera la muerte del hijo y el daño psicológico de años de mujeres por haber sentido un niño en el vientre que no pudo nacer”.
En enero de 2015, Elizabeth Bunster se reunió con el Papa Francisco, a quien le explicó la difícil situación por la que pasa el país respecto al aborto. El Papa le dijo que lo que sucede en Chile “es muy grave. Esta preocupación la llevo en mi corazón… Sigan adelante, sigan trabajando”.
El Proyecto Esperanza atiende desde 1999 a mujeres y hombres que sufren el trauma postaborto. La experiencia del trabajo de esta organización muestra que el aborto “en definitiva provoca un profundo daño en el corazón de la mujer y en los varones”
“Jesucristo mismo quien en definitiva es Él quien da la sanación, la respuesta. Por lo tanto, es un trabajo profundo de evangelización y de encuentro con este amor de Dios y con esta Misericordia de Dios Padre”.
En una ocasión, relató Bunster, “una joven que estaba alejada de la Iglesia me dice: ‘por qué me quieres ayudar si tú eres católica? La Iglesia Católica está contra del aborto’”.
Frente a esto, la activista insistió en la necesidad de “ser claros en transmitir que obviamente no aceptamos el aborto porque causa un profundo daño a ese niño que no nace pero también a la madre. Pero acoger con humanidad, con cariño, a aquella mujer que está profundamente herida por este aborto”.