BUENOS AIRES, 20 Jun. 16 / 01:26 pm (ACI).- Al final de la Misa de clausura del XI Congreso Eucarístico Nacional (CEN) en Tucumán celebrada el 19 de junio ante unas 300 mil personas, el Presidente de Argentina, Mauricio Macri, pidió a todos trabajar para “defender la vida desde la concepción hasta la muerte”.
En su intervención el mandatario dijo: “Jesucristo te necesitamos para promover la fe respetando las distintas expresiones, para defender la vida desde la concepción hasta la muerte; para cuidar la naturaleza, nuestra casa común; para convivir en paz con todos los pueblos de la tierra”.
En su plegaria pidió también por “una patria fraterna y solidaria” y por “la verdad y la justicia para “vencer las distintas formas de pobreza, para erradicar la corrupción en todas sus manifestaciones”.
Cabe recordar que en 2012, cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Macri vetó la ley de abortos no punibles aprobada en septiembre de ese año por la legislatura local, pero dejó vigente el protocolo elaborado por el Ministerio de Salud provincial para realizar estas prácticas.
Antes de comenzar la Misa y para acompañar la procesión de las imágenes de las advocaciones a la Virgen que se veneran en el noroeste argentino, los 300 mil fieles presentes entonaron el himno del Congreso Eucarístico y se dieron un abrazo como gesto de fraternidad.
El enviado especial del Papa Francisco, Cardenal italiano Giovanni Battista Re, agradeció a la multitud de fieles que llegaron a “adorar a Cristo”, a las autoridades presentes y a la organización del CEN y expresó que Tucumán “se ha convertido en estos días en un cenáculo abierto en el horizonte de la nación entera y en el corazón espiritual de todos los argentinos”.
En su homilía expresó que el Congreso “nos ha invitado a abrirnos al misterio de Dios, aceptando el don que Dios nos hace en Cristo, viviente en la Eucaristía”.
También que la donación de Cristo es “pan para nuestra hambre” y alimento “de verdad, de amor, de libertad, de solidaridad y de justicia”.
“Es un llamado a no tener miedo a llamarnos cristianos y a manifestar nuestra fe, afrontando con rostro descubierto la cultura dominante que quiere imponer modelos de vida sin Dios. La Eucaristía es el gran motor de la vida Cristiana”, dijo.