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Ataques a la fe son alentados por el activismo abortista y el lobby gay, denuncia abogada

Por Giselle Vargas

Foto : Asesora jurídica Sofia Martínez  / Crédito : Adf International.org

Foto : Asesora jurídica Sofia Martínez / Crédito : Adf International.org

SANTIAGO DE CHILE, 07 Ene. 16 / 02:40 am (ACI).- Ataque a un templo católico en Brasil, manifestaciones de abortistas en una catedral de Argentina, profanación de objetos sagrados en México, destrucción de imágenes religiosas en Chile, son solo algunos ejemplos de las numerosas agresiones que ha sufrido la Iglesia Católica en los últimos tiempos. ¿Son estas acciones una alerta frente a un fenómeno creciente de intolerancia religiosa?

La asesora jurídica de la organización legal Alliance Defending Freedom(Alianza en Defensa de la Libertad), Sofia Martínez, dijo a ACI Prensa que, si bien pueden existir elementos culturales e históricos que responden a los hechos, de acuerdo al “contexto actual que estamos viviendo y lo que hemos visto en Europa y América del Norte” la razón principal es “la intolerancia religiosa que está comenzando a permear los países de América Latina y el Caribe”.

El fenómeno, explicó Martínez, es alentado por el “activismo abortista y ellobby gay” cuyas “redes internacionales trabajan para generar resentimiento hacia la religión y han participado en el desarrollo de la cultura latinoamericana. Controlan muchos centros de poder. Estos vienen del gobierno, organismos internacionales, organizaciones bien financiadas, empresas multinacionales, universidades, medios de comunicación, del entretenimiento e incluso ahora del deporte”.

Martínez, quien es también consejera legal de ADF para América Latina, manifestó a través de un documento presentado ante la Corte Constitucional de Colombia que “donde se adopten leyes anti-discriminación de orientación sexual e identidad de género se han menoscabado derechos fundamentales como la libertad de expresión, libertad de conciencia y la libertad de asociación”.

La abogada tomó como ejemplo la persecución religiosa en México iniciada en 1920 y afirmó que “desde entonces ha existido una clara línea trazada entre la Iglesia y el Estado”. Por otro lado, en Colombia “la libertad de conciencia ha sido negada a los médicos y enfermeras que no quieren practicar abortos debido a sus convicciones religiosas”.

“En Argentina, se ha vuelto común los ataques violentos contra las iglesias en manifestaciones anuales de grupos feministas. En otros lugares el clero está siendo silenciando. Cada país es diferente pero en todos los casos esta intolerancia se expone como una campaña más amplia para reemplazar la libertad, con la coerción y opresión gubernamental”, agregó Martínez.

Medio Oriente y España

En Oriente Medio la libertad religiosa “enfrenta la extinción y las sanciones por identificarse con una religión diferente a la impuesta por el Estado son cada vez más duras, provocando un éxodo masivo desde esos países”, reflexionó la abogada.

“En el caso de España, con una historia religiosa importante, siento que hay un secularismo creciente tal como lo hemos comenzado a ver en América Latina. La actual generación de jóvenes ha vivido una realidad completamente diferente a la de sus padres y abuelos y ve la religión como restrictiva y no como un elemento de la libertad. Este aumento del secularismo ha aumentado la intolerancia y la hostilidad contra la fe”, observó.

Como consecuencia, continuó Martínez, los actos de intolerancia van debilitando “los derechos y libertades fundamentales. Y también la decadencia de nuestra sociedad y cultura tal como la conocemos”.

Frente al desalentador pronóstico, la abogada llamó a una rápida acción de parte de los defensores “que creen en la bondad de la vida, la familia, la libertad individual y religiosa”.

Para combatir realmente la intolerancia religiosa el Estado debe intervenir. Tenemos casos en México, Colombia y Cuba, por mencionar algunos, en los que pese a estar constitucionalmente garantizada la libertad religiosa todavía se someten a algunas minorías religiosas, especialmente en zonas rurales, amenazando con encarcelar o incluso expulsarlos de sus comunidades, perdiendo todos sus bienes”, dijo Martínez.

“Un Estado laico debe garantizar que toda persona o grupo confesional sea respetado por el Gobierno y por otros; el reconocimiento y protección legal de la libertad religiosa de cada ciudadano. Hay muchos que creen que el Estado laico significa ausencia de religión. Entender esto sería una gran herramienta para derrotar el crecimiento de la intolerancia religiosa”, concluyó la abogada.