Padre Miguel Manzanera, SJ
Presidente de ANE Provida Bolivia
Organización afiliada a VHI
Con motivo de la próxima Jornada Por la Vida, el 25 de marzo [de 2015], los obispos en España, encabezados por Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao y Presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, han publicado un valiente mensaje titulado “Hay mucha vida en cada vida”. Con esa declaración tratan de contrarrestar la negativa del gobierno de España que, a pesar de haberse comprometido en la anterior campaña electoral, ahora se niega a derogar o reformar substancialmente la actual Ley sobre Salud Sexual y Reproductiva y sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobada el 3 de marzo de 2010 por el anterior gobierno socialista.
En esa ley se considera el aborto como un “derecho” pleno de la mujer dentro de las primeras 14 semanas de embarazo. Además se puede abortar hasta la semana 22 si existe un grave peligro para su vida o salud de la mujer según un dictamen médico o si el feto adolece de graves anomalías. Incluso se permite el aborto legal hasta el momento del parto si se detectan anomalías fetales “incompatibles” con la vida [1].
El gobierno presidido por Mariano Rajoy se niega a derogar o reformar esa ley y tan sólo presentará una pequeña modificación para exigir el consentimiento de los padres o tutores de las adolescentes menores de 16 años que quieran abortar. A todas luces se trata de una estrategia electoral del partido popular para no perder los votos de quienes defienden el aborto como un “derecho” de la mujer embarazada.
Ante esa falta grave de ética que sigue condenando a muerte cada año a más de 100.000 infantes por nacer muchas personas e instituciones han protestado, organizando marchas multitudinarias. A esas protestas se han unido los obispos españoles que piden derogar o reformar la ley actual del aborto y defienden el derecho a nacer de todos los infantes y específicamente de quienes adolecen de discapacidad que son calificados como “los campeones de la vida”.
En ese mensaje titulado “Hay mucha vida en cada vida” con motivo de la próxima Jornada por la Vida a celebrarse el próximo 25 de marzo, los obispos proclaman: “Debemos trabajar con audacia, constancia y creatividad para que las leyes e instituciones civiles defiendan y promuevan el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural, reformando o derogando aquellas legislaciones injustas, como las actualmente vigentes”.
Los obispos de España reconocen “el don precioso de la vida humana, independientemente de cualquier circunstancia o condición”. “Toda vida humana es valiosa porque es imagen de Dios”. Por eso el compromiso al servicio de la vida “obliga a todos y cada uno” y requiere su participación social y política en la defensa de la vida. El ser humano no es una isla sino un ser en relación. Frente al individualismo y la autosuficiencia que hoy predomina en la sociedad, insisten en que todas las personas son, de alguna manera, dependientes, pues “nadie puede alcanzar una vida plena si no es con la ayuda de los demás”.
Los obispos señalan que “todos estamos llamados a implicarnos en la defensa de la vida, especialmente de la más vulnerable, débil e indefensa”. Insisten en que “debemos construir una verdadera comunidad humana en la que todos nos percibamos como un inmenso don de Dios llamados a cuidarnos los unos de los otros, a socorrer nuestra indigencia con la grandeza de la vida del prójimo y viceversa, en una sinfonía de la caridad, en la que al dar la propia vida y recibir la del prójimo crecemos como personas y edificamos un mundo verdaderamente humano”.
Como explicación teológica los obispos remiten a la encarnación del Hijo de Dios en el seno de María. Él “nos ha mostrado la altura, anchura y profundidad del amor que verdaderamente puede saciar el corazón humano”. Nos ha dado su Espíritu, “que es artífice de comunión en el amor, crea entre nosotros una nueva fraternidad reflejo de la vida de Dios que es comunión de Personas”. Los obispos solicitan el compromiso comunitario y la participación social y política en vistas al bien común:
“Cada uno de nosotros, las familias como sujetos de la vida social, asociaciones civiles e instituciones debemos trabajar con audacia, constancia y creatividad para que las leyes e instituciones civiles defiendan y promuevan el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural, reformando o derogando aquellas legislaciones injustas, como las actualmente vigentes, y promoviendo iniciativas que defiendan, tutelen y promuevan el derecho a la vida de todo ser humano como fundamento de una sociedad verdaderamente humana”. Los obispos encomiendan a todas las familias y a quienes están “en situación de debilidad, sufrimiento o exclusión al cuidado materno de María, de cuyo seno hemos recibido al Autor de la Vida”.
Ojalá este mensaje de los obispos de España sea acogido y replicado también en otros países latinoamericanos en los que se pretende legalizar el aborto como un “derecho reproductivo” de la mujer. Se oculta el dato biológico de que ya desde la concepción existe un ser humano. Además los grupos feministas abortistas incurren en una grave contradicción ya que en los países que han legalizado el aborto, como China y la India, el aborto de bebitas, consideradas menos valiosas, es mucho mayor que el de los bebitos. Con ello se crea un desbalance con graves consecuencias demográficas y sociales para el futuro.
[1]. Nota de VHI: En el caso de peligro para la vida de la madre, los médicos deben hacer todo lo posible por salvar a ambos: a la madre y a su criatura por nacer. Si en ese proceso muere indirectamente el bebé por nacer, es decir, por un efecto no querido ni directamente causado por los médicos, entonces no se trata de un aborto directo o criminal, sino de un hecho trágico que no se pudo evitar, pero del que nadie es culpable. Pero la actual ley española permite el aborto directo en estos casos o mal llamado “terapéutico”, sin tener en cuenta el esfuerzo médico que se debe emplear para intentar salvar a ambos: madre e hijo (o hija).