A las 10:00 a.m. inició la Solemne Eucaristía de Pascua en la Catedral colmada de feligreses y custodiada por varios guardas. El Arzobispo de Cali inició su enérgico y aplaudido sermón, refiriéndose a la “valerosa renuncia del papa Benedicto XVI que dejó el poder del Vaticano para entregarse al poder de la oración en un monasterio” y al nombramiento del papa Francisco “que nos ha llenado de frescura con su llamado al evangelio y a la conducta de la sencillez y la humildad”.
Monseñor Darío de Jesús Monsalve dijo además que “pareciera que resucita la fe. Lo hemos sentido también en nuestras celebraciones de Semana Santa en nuestras arquidiócesis de Cali y de Colombia”. Por ello elevó una súplica “que Dios resucite nuestra fe”.
Recordó las propuestas del papa Francisco, cuyo nombre nos indica un camino a seguir, el camino de Jesús de Nazareth y de San Francisco de Asís, que vivamos esta celebración de la Pascua como un llamado de Dios a capitalizar tantos valores y sacar adelante una nueva humanidad, capaz de convivir en paz por la tierra, de construir justicia, que no destruya la vida, que no acabe con los recursos naturales.
Hizo énfasis en la primera propuesta del Sumo Pontífice, de “volver a Jesús, al reino de Dios que Jesús anunció a los más pobres y pequeños de la tierra, en medio de la soberanía tiránica del Imperio Romano. Indicando un camino por la pobreza, humildad, emprendimiento, solidaridad con los otros y la misericordia”.
Su llamado fue a volver a Jesús, al Reino de Dios que él anunció, a orar para que su amor toque los corazones de los hombres en la tierra, para que su Espíritu llegue al de cada ser humano y una al pueblo, con la seguridad que Jesús nos cambia.
Con un sermón contundente y enérgico, Monseñor aseguró que “todavía no hemos tomado en serio a Jesús, y por eso todavía el mundo no cambia. Por eso, Colombia sigue siendo un país bajo las garras del odio, de la violencia y de la injusticia, porque todavía no le creemos a Jesús y a su reino”.
Pidió a los católicos “confiar completamente en esta iglesia, que es la segunda propuesta del papa Francisco. Que tenemos muchos miembros de la iglesia, que han cometido pecados y deficiencias, sí, pero por eso lo decimos con humildad en el momento de la paz, ‘no mires nuestros pecados sino la fe de tu iglesia’”.
Instó a los fieles a volver el rostro hacia los pobres, como lo ha dicho el Obispo de Roma, hacia los huérfanos y viudas, hacia quienes han sido víctimas de la violencia interminable de nuestra patria, hacia los desplazados y hacia los indígenas, como nos enseñó María Laura de Jesús Montoya Upegui, la Madre Laura, nuestra primera santa católica colombiana; hacia los afrodescendientes, que dejan sus costas y sus ríos, porque la guerrilla y la miseria los expulsan a las ciudades, y hacia los hacinados en las cárceles y en los hospitales, sin posibilidad de recibir asistencia médica debido a la crisis de la salud.
En la cuarta propuesta del papa Francisco hizo mayor énfasis Monseñor, “custodiar la vida, la creación. Es necesario que todos nos comprometamos. No dejar que jueguen con nuestra conciencia los que proponen guerras interminables, para hacer negocio de ello y mantener corrupta la sociedad. No dejemos que los guerreristas sigan manejando a Colombia”.
Rechazo al aborto y a la eutanasia, los apartes más enérgicos
Fuerte y enérgico, el Arzobispo de Cali rechazó el aborto: “No dejemos que sigan engañándonos con discursos pobres, haciéndonos creer que el aborto es un derecho. ¡Jamás! No puede ser un derecho porque el derecho le asiste a esa vida indefensa que está comenzando a formarse”, dijo.
“No dejemos que jueguen con nuestra conciencia aquellos que creen que la eutanasia es un derecho a la muerte digna. Se e niega una vida digna y se está proclamando una muerte digna, para deshacerse de nuestros enfermos terminales. No es que les preocupe la dignidad de la vida, sino los costos, la economía”.
A cuidar el planeta
Monseñor pidió custodiar la naturaleza. Tener la misión de un ecologista que cuida la vida humana, la creación. Reprochó desde quien arroja una botella de plástico a la orilla de un río o bota una basura en la calle, hasta quien conduce acelerado o ebrio un carro o a una motocicleta con irresponsabilidad, o los que ensucian el agua, explotan el suelo y lo venden a las refinerías extranjeras, hasta quienes contaminan el medio ambiente con sus abusos.
Por: Redacción de El País