Aseguran que se debería permitir a los padres matar a sus hijos recién nacidos porque son “moralmente irrelevantes” y acabar con sus vidas no es diferente de abortarlos antes de nacer. (Juan Francisco Jiménez Jacinto).
La revista británica ‘Journal of Medical Ethics’ ha publicado un artículo de un grupo de expertos en ética médica relacionados con la Universidad de Oxford que aseguraban que se debería permitir a los padres matar a sus hijos recién nacidos porque son “moralmente irrelevantes” y acabar con sus vidas no es diferente de abortarlos antes de nacer, según ha publicado The Telegraph en una información que recoge InfoCatólica.
Además, el artículo, asegura que los recién nacidos son seres humanos pero no son “personas” y por tanto no tienen un derecho moral a la vida. Estos argumentos no es la primera vez que se han utilizado para justificar el asesinato de recién nacidos. El propio editor de la revista que recoge el artículo, Julian Savulescu, director del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics, ha recordado que el artículo no dice nada que no haya sido publicado previamente por algunos de los “más eminentes filósofos y especialistas en bioética del mundo, incluidos Peter Singer, Michael Tooley y John Harris en defensa del infanticidio, al que los autores llaman aborto post-natal”.
El artículo, titulado ‘Aborto post-natal: ¿Por qué debería vivir el bebé?’, fue escrito por Alberto Giubilini y Francesca Minerva, asociados del profesor Savulescu, y argumentan que el “estatus moral de un infante es equivalente al de un feto en el sentido de que ambos carecen de aquellas características que hacen posible el derecho a la vida de los individuos”.
Mas que ser “personas”, los recién nacidos son “potencialmente personas”, explican, y aseguran que “tanto un feto como un recién nacidos son ciertamente seres humanos y potencialmente personas, pero no persona en el sentido de poseedores del derecho moral a vivir”.
¿La protección de personas o seres humanos?
Este artículo es la consecuencia lógica de los límites arbitrarios en el tiempo que se le han atribuido en las diferentes legislaciones al aborto. Hay países que tienen 24 semanas como límite para abortar, otros que tienen 12 o 8, la arbitrariedad es notoria. Por lo tanto, ¿qué impide elevarlo a 36 semanas o a lo que plantean los expertos de Oxford?
El problema de esta perspectiva de la vida es el punto de partida ya que olvida que un ser humano es un proceso continuo de desarrollo de la vida humana. Entrar a definir sus fases y si una u otra le confieren mayor ‘personalidad’ es un debate de teorías estériles. Esto sucede al querer sostener por razones absolutamente subjetivas lo que es un continuo.
El problema proviene de que la discusión se centre en ‘cuándo’ es el límite del concepto de ‘persona’. Bajo esta misma perspectiva, si la discusión es, por ejemplo, la llegada a la vida autónoma, dependerá de cómo examinas y qué atributos le otorgas a esa vida autónoma. Y si se toma en consideración la perspectiva del concepto de ‘dependencia’ nos encontramos con el mismo dilema.
La pregunta ‘¿qué tenemos que proteger a los seres humanos o a las personas?’ es una trampa en sí misma. Por ejemplo, ¿un ser humano con demencia senil es persona o no?, ¿un enfermo de alzheimer con un grado elevado es persona o no?, ¿un ser humano en coma profundo es persona o no? Porque si como ‘persona’ se entiende a un ser humano que tiene activas todas sus capacidades intelectivas, de percepción y de actuación con su entorno, todas estas personas podrían ser eliminables, según la teoría que sostienen los expertos de Oxford.
Esto permite ver que hay una estrecha relación en el trasfondo de las ideas entre aborto y eutanasia. La justificación al final acaba siendo la misma: o no son seres humanos (como consideraban los nazis a algunos colectivos), o reescribimos la forma de calificarlos y decimos que no son personas consiguiendo, en realidad, el mismo resultado, su eliminación.
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